Un sector de la prensa francesa ridiculizó a un nieto de Raúl Castro
Los opositores fueron la referencia de los líderes europeos de la democracia
Los hombres y mujeres de Europa quieren una vía directa a los ministerios y al puerto del Mariel
MADRID – Un sector de la prensa francesa hizo bromas y ridiculizó a un nieto de Raúl Castro que trabaja como escolta por romper el protocolo en su obsesión por protegerlo durante su reciente visita a París. Pero la gran prensa gala ni criticó, ni ridiculizó la obsesión de François Hollande por respetar las normas protocolares y recibir como un hermano de causa al jefe de una dictadura militar.
Esos episodios no se quedan en la anécdota. Son un símbolo del poder político, las cómodas y amplias poltronas de los palacios y el dinero –incluido el dinero ajeno– suelen tener más fuerza y eficacia que el paso callado del tiempo para nublar la memoria y disolver los compromisos ideológicos, la fraternidad y la solidaridad. Lo saben muy bien los dirigentes y los activistas de la oposición pacífica cubana, los periodistas independientes y los escritores y artistas que, allá en la isla, se enfrentan a la dictadura.