La Habana, 7 de abril. —
Las fotos y videos que muestran a las Damas de Blanco―esposas y familiares de prisioneros de conciencia en Cuba—, siendo arrastradas por las manos y otras inmovilizadas con llaves en el cuello, por agentes de la Seguridad del Estado, policías y turbas pro gubernamentales, durante una marcha de protesta en la barriada de Párraga, municipio Arroyo Naranjo, en esta capital, recorrieron el mundo.
Los agentes y los civiles las golpearon, les halaron el pelo, las insultaron y les dijeron obscenidades. Varias de las Damas de Blanco, incluyendo Reyna Luisa Tamayo Danger, la madre de Orlando Zapata Tamayo, el prisionero de conciencia que murió tras una prolongada huelga de hambre, fueron al hospital Calixto García, para ser tratadas sus magulladuras. Laura Pollán Toledo, líder de las féminas, le enyesaron el brazo derecho desde un dedo hasta el codo.
La violencia trasmitida por los corresponsales de la Prensa Extranjera acreditada en la isla, no es un hecho aislado, tiene sus antecedentes.
La Revolución Cubana, estimuló la violencia, primero contra los colaboradores de la depuesta dictadura de Fulgencio Batista, y por último contra sus oponentes. Miles de cubanos fueron encarcelados y llevados a los paredones de fusilamiento. Otros tuvieron que emigrar impulsados por el terror y la muerte.
Los que vivieron aquellos convulsos días recuerdan a las turbas callejeras exigiendo ¡Paredón! muchas veces sin saber en realidad a quienes condenaban.
El régimen comunista ha promovido la violencia y el odio entre cubanos al organizar los pelotones de fusilamiento, los campos de concentración de la UMAP, los actos de repudio y las Brigadas de Respuesta Rapida disfrazada de pueblo. Incitando el odio contra el que se marcha de Cuba, tildándolo de apátrida, y al que critica y opta por una postura disidente.
La amenaza, el insulto, los golpes y la grosería forman de la filosofía oficial, marcando con creces la ausencia de valores morales y éticos.
La violencia a nivel individual y social, se extiende como un cáncer, convirtiéndose en una poderosa estrategia de dominio y obediencia que imponen las autoridades cubanas.
Extirpemos la violencia y el odio con el concurso de todos. Tenemos que abrazarnos como hermanos. Condenemos a aquellos que han roto el sentimiento de hermandad y de familiaridad que siempre caracterizó al pueblo cubano.
Olvidemos a los culpables, borrándolos para siempre de nuestra historia.
Fue un artículo redactado desde la Habana, Cuba, por el periodista Carlos Serpa Maceira, corresponsal en la isla de Misceláneas de Cuba, y Director de la Unión de Periodistas Libres de Cuba.
Nota: Para acompañar el articulo se adjunta una fotografía tomada por este periodista el pasado 17 de marzo de 2010, la cual muestra a 10 Damas de Blanco, que fueron golpeadas por la Seguridad del Estado, policías y turbas pro gubernamentales en la marcha de protesta en la barriada de Párraga, con motivo del 7mo aniversario de la Primavera Negra del 2003 en Cuba.